APRECIAR UNA CORRIDA DE TOROS

Para todos los que alguna vez se han parado a pensar qué son las corridas de toros o se ha planteado el porqué de todo lo relacionados con el mundo del toro, pero especialmente dirigido para aquellos que se no saben qué se aprecia en una corrida de toros y qué elementos hacen que una plaza como las Ventas se llene hasta la bandera en San Isidro. En estos días en los que parece que son muchos los detractores de este espectáculo, considero que uno de los problemas principales de muchos de quienes critican o se mantienen indiferentes ante estos eventos es el desconocimiento sobre ellos.

Explicaré qué es el toreo, pues evidentemente si algo no se conoce, malamente se puede valorar y mucho menos puede llegar a gustar. Intentaré mostrar el significado y contenido desde un punto de vista tanto artístico como cultural de una de las profesiones más arriesgadas, el toreo, llena de matices.

Sin más preámbulos, comenzamos.

Como brevísimo apunte histórico y a grandes rasgos, los primeros indicios de la tauromaquia datan de la edad de bronce. Muy después, en el siglo XVII aparecen hombres procedentes del pueblo llano y no de la nobleza, que por su estilo, valor y simpatía eran solicitados para enfrentarse con dichos animales en actos multitudinarios, donde era el mismo público quien premiaba o no las actuaciones de estos. El toreo es por tanto el espectáculo democrático por excelencia. Un espectáculo tan llamativo y real que aparte de haberse convertido en una tradición es un rasgo cultural tal que ha calado en nuestro idioma tomando forma a través de expresiones como “coger el toro por los cuernos”, “conocer el percal”, “apretarse bien los machos”, ”dar largas a alguien”, “tener mano izquierda”, “estar para el arrastre”, “ponerse el mundo por montera”, “hacer novillos”, “marcarse un farol” o “echar un capote (a alguien)” entre otros.

Hay que tener en cuenta que una corrida de toros es un espectáculo cultural en el que un hombre y un toro se enfrentarán cara a cara. El toro cuenta con su fuerza, tremendamente superior a la del hombre; y su peso, más de 500 Kg.
Por su parte, el hombre cuenta con su inteligencia y una tela, la cual debe manejar a fin de dar muerte a dicho animal sin que este se la dé a él y todo, creando belleza plástica. Sin embargo y al contrario de lo que muchos piensan, el hecho de dar muerte al toro no es el objetivo prioritario del toreo, ya que ante este escenario, el torero debe además proyectar belleza plástica y hacer que el público que está en el tendido sienta lo que él está sintiendo. Así, a diferencia de cualquier otro arte como puede ser la pintura, en el toreo hay que tener cualidades para ello pero además estar dispuesto a arriesgar la vida. Además el matador debe entender al toro, pues no todos son iguales ni se comportan de la misma manera, al cual debe enseñar durante la faena cómo hacer determinadas cosas a fin de lograr dicha expresión plástica.
Para lograr eso, el toro debe tener nobleza, fuerza y entrega. Si es así, el torero triunfará y el toro puede ser indultado y salvar su vida.

Lo que se aprecia es la belleza plástica; lo que se valora, los matices. Me explico. Cuando un torero está en la plaza frente a un toro, ya sea con capote o con la muleta, lo que llama la atención es la belleza plástica de la danza que tiene lugar entre el toro y el torero. El contraste entre el cuerpo recio y musculoso del toro con una cabeza y cuello fuertes terminados en 2 finas astas, frente a la delicadeza comparada con este que el torero adquiere enfundado en un traje (muy femenino) del siglo XVIII, el traje de luces. Cómo este es capaz de evitar y canalizar la fuerza del cuadrúpedo con leves y a la vez elegantes movimientos de una simple tela logrando que en muchas ocasiones, esa animal que podría causarle la muerte, pase a escasos centímetros de su cuerpo.

Con eso como base artística, lo que se valora en el momento de evaluar las diferencias entre un torero y otro o entre una buena o mala faena, son los detalles. Tanto generales como particulares. Un torero lo hará bien si en general tiene soltura con el manejo de los trastos y la sucesión de pasos que debe llevar a cabo aparecen estéticamente fluidos, y no forzados o a trompicones. Una condición indispensable para lo anterior es el valor. Si un torero no tiene valor, nunca podrá expresarse con belleza pues sus movimientos serán torpes y antiestéticos. Como detalles particulares se aprecia el estilo de cada torero, el repertorio con capote y muleta o la entrega. Además de esto un torero debe cuidar, entre otros detalles, no torear con el pico (el extremo) de la muleta y no dejar que el toro alcance el engaño, en cuyo caso además de antiestético este aprendería que detrás no hay nada, dejando de asistir a este y dejando de embestir. Detalles como esos y sobre todo matar bien es lo que se valora a la hora de dar triunfo o no a un torero. Y es que en una corrida de toros no sólo se va a ver, sino también a valorar y a juzgar.
Como dijo Tierno Galván, “el espectador de los toros se está continuamente ejercitando en la apreciación de lo bueno y de lo malo, de lo justo y de lo injusto, de lo bello y de lo feo”.

Enrique Conde Gil

Presentación Asociación de Ganaderos.

GANADEROS DE LIDIA UNIDOS
Asociación Europea de Ganaderos de Toros de Lidia.

La función principal de la asociación es velar, naturalmente, por los derechos y deberes de nuestros ganaderos asociados e igualmente velar por y mantener la pureza de la raza bovina de lidia mediante la llevanza del Libro Genealógico, que en España tienen encomendado 5 asociaciones de ganaderos de lidia, entre ellas, Ganaderos de Lidia Unidos.  El tercer objetivo fundamental es la promoción y defensa de la Fiesta de los Toros, arte, cultura y tradiciones de la Tauromaquia o el arte de torear, mediante el uso de las últimas tecnologías.  En este sentido publicamos nuestra página web (www.ganaderoslidia.com) en el año 2.005.  Y en fechas recientes, y con el objetivo de contribuir a la defensa y promoción de la Fiesta, inauguramos una nueva página en Facebook (www.facebook.com/pages/Ganaderos-de-Lidia-Unidos/177476514824).

Cuando veo una corrida de toros ....




Cuando veo una corrida de toros, no me planteo consideraciones morales o dilemas éticos. Vivo el presente intensamente. Me elevo por encima del pensamiento con el silencio cómplice de mi mente.
La cadencia sonora de la Plaza.
El brillo intenso de los colores.
El rebullir de la afición.
La musicalidad de los movimientos.
La alegría de ser aquí y ahora, de un momento trascendente, único e irrepetible.
Aparco de nuevo mis pensamientos y me recreo en la pura belleza atemporal.

Después solo quiero ser toro.
Después solo quiero ser torero.